
Maxim Huerta, el ministro de Cultura y Deporte, tenía un muerto en el armario, al parecer según Europa Press, fue condenado por defraudar a Hacienda 218.332 euros con una sociedad que constituyó en el año 2006 cuando trabajaba como presentador de televisión. por lo que incluyendo recargos e intereses la cantidad ascendió a 243.000 €.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) en dos sentencias de mayo de 2017 condenó a Huerta por dejar de pagar la citada cantidad correspondiente a los ejercicios 2006, 2007 y 2008 por los beneficios generados en su empresa: Almaximo Profesionales de la Imagen SL, sociedad en la que era único accionista y administrador.
No piensa dimitir, porque según ha manifestado se trata de una diferencia de criterios fiscales, ya que tributó por el impuesto de sociedades y no por el IRPF, como debería haber hecho
Tributó por el impuesto de sociedades y no por IRPF
El titular de Cultura tributó por el impuesto de sociedades y no por el IRPF, como debería haber hecho, eludiendo así «los tipos impositivos progresivos y más elevados de IRPF» y «engrosando además indebidamente el capítulo de gastos».
Las sentencias confirman que «es innegable […] un conocimiento total y absoluto […] de sus obligaciones y las consecuencias de su incumplimiento». «Es el socio quien ha creado la sociedad, la participa, administra y controla», afirma, y añade: «Este es un dato innegable en este caso, puesto que sólo existe un socio y ostenta el cargo que toma las decisiones». «Esto es un hecho, no es una apreciación subjetiva». Por lo que según se recoge su acción ha sido VOLUNTARIA Y CULPABLE, no pudiendo alegarse buena fe en su actuación, por lo que debe concluirse que su conducta pretendía eludir su carga tributaria en los ejercicios inspeccionados.
Todo un ejemplo.