
Un fugitivo de la justicia, un golpista dice que el rey no se puede hacer el sordo, que le están requiriendo mediante un escrito, Arturo Mas, Joaquin Torra y el propio Puigdemont, en comandita los tres. Desde luego Dios los cría y ellos se juntan, y quien se codea con delincuentes y fugitivos, dándoles cobertura y legitimidad seguramente no está muy lejos de tener la misma consideración. Y aún se permiten decir que institucionalmente el Rey no es bienvenido en Cataluña. Pues entérense bien. Si el soberano de España (y lo dice un republicano) no es bienvenido en un territorio de España, seguramente es porque quien eso manifiesta hace gala de una villanía impropia de quien tiene que representar a todos los los habitantes de una de las regiones más queridas de España.
Dice Puchy que ya es gordo que tengan que recordar al jefe de estado que su deber es ser jefe de estado de todos, los que le caen bien y los que no le caemos bien. Y lo dice un delincuente que fue incapaz de representar al 53 % de los que no se sentían independentistas, eso si que es gordo, dicen estos impresentables que el rey ha olvidado su papel de moderación y arbitraje ante conflictos que son constitucionales, efectivamente lo había olvidado, hasta que os dio un toquecito, para que dejáseis de tocar los huevos. Acusáis a Su majestad de no dialogar. Primero con delincuentes no se dialoga, segundo difícilmente se podría dialogar cuando el diálogo parte de una premisa inasumible, iros a la mierda.
La carta es muy explícita. ¿El Rey del 3-O es el que inaugurará los Juegos del Mediterráneo o es otro Rey? Si es el mismo, piensan hacerle el vacío y el Presidente de Cataluña le hará el feo de no ir para no estar con él.
La siguiente cita que tiene el Rey será en Gerona. Donde otra impresentable, la alcaldesa, Marta Madrenas, ha dejado claro que no quiere que se vuelvan a hacer los premios princesa de Gerona en Gerona el próximo año.
Ante esto Puigdemont manifiesta que es muy acertado que el Rey, no puede ser bienvenido en Gerona, como no lo es en Cataluña. Si esto no es una revuelta, se parece mucho y como tal debe ser sofocada. Empieza a sobrar palabrería, y faltan decisiones. Decisiones serias, y no ciento cincuenta y cincos de mera decoración.