
Juan Carlos I es ese ejemplo de virtudes morales que en 1.975, caliente el cadáver del Caudillo, estaba traicionando su memoria y pasándose su juramento de los principios del Movimiento Nacional por el forro para iniciar el camino que nos ha llevado hasta aquí: el Frente Popular mandando y España al borde de su despiece.
Juan Carlitos se cargó accidentalmente a su hermano con una pistola, lo que le acredita como un verdadero imbécil y un irresponsable, traicionó a su padre y a la Monarquía aceptando la Corona de manos de Franco al que luego traicionó y, como no, vivió engañando a su mujer, la Reina Sofía: una bellísima persona con cuernos a todas las horas del día. A lo de traidor, perjuro y chorizo podría añadirse lo de cabrón.
Pero Juan Carlos I no fue putero. Y no fue putero por aquello del dicho de calladas como putas. En ese sentido hay que reconocer que Barbara Rey y Corinna han cantado por soleares. Es decir, calladas no han sido ergo tampoco putas. Tan por soleares han cantado que ahora sabemos que Juan Carlitos se dedicaba a defraudar al fisco español a base de cuentas en Suiza con testaferros varios. Hay que comprenderle: la vida de Rey obliga a sacar pasta de todas partes.
Su padre, don Juan, hizo lo mismo. Claro que en su caso tenía más mérito que tuviera un patrimonio, pues había vivido toda su vida «pegando sablazos», a diestro y siniestro.
Vamos, que se pegó toda la vida viviendo de gorra.
Algunos de los nobles miembros de su consejo privado, prácticamente se arruinaron, sufragando sus gastos, mientras él seguía guardando su dinero a buen recaudo, en Suiza, COMO BUEN PATRIOTA ESPAÑOL.
Y al fallecer, ese dinero se reintegró a España, en teoría, haciendo oscuras maniobras, PARA NO PAGAR NADA A LA HACIENDA PÚBLICA ESPAÑOLA.
Lo dicho: los Borbones SON UNOS PATRIOTAS EJEMPLARES, sobre todo desde el punto de vista fiscal…