
El socialismo pacifista del Gobierno Sánchez acaba en el capitalismo salvaje de los petrodólares. Decir que uno no va a vender más bombas a Arabia Saudí tiene el recorrido corto de las bravatas de bar entre borrachos: acaba cuando alguno pone los cojones sobre la mesa.
Al Gobierno bluff de Sánchez le han bajado los humos los trabajadores de Navantia. Cancelar un contrato de 9 millones de euros en armas ponía en riesgo el muy superior de 1.800 por la entrega de cinco corbetas.
A Sánchez le toca meterse la lengua en el culo y soplar fuerte. Ni pacifismo ni leches: barcos y bombas.
Sí, pero en una cosa tienen razón: se lo debemos al PP y a la comparsa pelotera de la «casa real».